
Duelen los años que se han ido,
duele el dolor de ya no ser,
duele este tiempo que perdido
busca en su esencia algún por qué.
Duelen las ganas que no tengo
y ese recuerdo que olvidé,
duele este amor sobreviviente
y aquel amor que ya se fue.
Duele la inocencia que perdimos,
la sorpresa de asombrarnos otra vez,
la duda que sospecha de nosotros
y la culpa que tenemos sin saber.
Duele la vida y su almanaque
y el inventario de crecer,
duele la lluvia gris que cae
sobre el cansancio de volver.
Duelen regresos y partidas,
duele el buscar sin saber qué,
duelen tus preguntas como heridas,
duele tu silencio sin querer.
Duelen tus lágrimas ahora
que ya es muy tarde para que,
encuentres alguna respuesta
con la que pueda florecer,
ese motivo que rescate
nuestra sonrisa sin doler.