Llegaste

En estas noches de lluvia y frío se me consterna el alma, pienso en que estarán haciendo los desamparados, me conmuevo ante aquellas miradas esquivas, tímidas casi resignadas a su suerte.
Son mis manos temblorosas ahuyentando los espantos de esta noche las que me han vuelto a la realidad del insomnio, es entonces tiempo para releer mi historia, igual a la historia de todos, llena de urgencias y resabios, de costumbres anodinas, de vicios mas o menos decentes.
No me detengo ante muros, ante la triste experiencia del bien perdido, ante injusticias tan viejas como el tiempo, ante el miedo que paraliza y que todo lo puede o mejor dicho todo lo intenta.
Es en este oscuro páramo donde la soledad se torna espesa, difícil de respirar, de asumir como un hecho consumado, como una elección personal o como una culpa ajena, sólo quedan las certezas y sonrisas tan mías que parecen ajenas.
Solo sé que hoy tengo la voluntad inalterable de cambiar el mundo empezando por mi entorno, estoy plenamente convencido que es un buen inicio por lo fácil que resulta ponderar el avance en tal sentido. Ya no me importa saber quienes son mis enemigos ni que piensan de mi, solo quiero no perder el afecto de aquellos que me aman y reconocen el ida y vuelta de sentimientos
La sal que necesitaba este guiso de palabras, esta suerte de bibliografía mal escrita, este invento para subestimar tu atención con un montón de quimeras deshilachadas por el tiempo de espera, ya la encontré, eres tu con tu aparente calma, con tu mirada limpia, con tu silencio a prueba de sollozos.
Ya no tendré miedo al miedo, no esperaré de la suerte mas que la limosna que me toque, porque sé, que la suerte se construye y van por otro lado los menesterosos de fe, aunque la fe me resulte solo una nueva forma de engañar al espíritu con subjetividades que nadie puede confirmar sucintamente.
Gracias por esperarme, sabiendo que llegaría tarde a la cita, solo se que estas a mi derecha y a mi izquierda, escondida bajo la piel, tomando de mi lo mas sublime y limpio que me queda y solo yo sé, que puedo contar contigo la próxima vez que me despierte atormentado, cómplice con la realidad que aun se ensaña en no dejar que soñemos, con el silencio que ha mutilado siempre a la verdad, con la insana manía del que calla y otorga