Detectar la estupidez ajena, me afecta sin remedio. No existe peor alegoría que la realidad dibujada por un idiota que aun en el error, se cree con derecho a juzgar actitudes diferentes a la suya.
Cada quien defiende su parcela, aunque socialmente uno se disgregue cuando lo hace, el espacio propio se restringe según quien pretenda acceder a él. Sin embargo hoy no existieron suspicacias, el enfrentamiento resulto inútil el idiota arriesgó su vida para mirarme desde su techo y yo desde la seguridad del suelo de mi parcela le proferí a cambio de su mirada de odio y su silencio hipócrita una sonrisa y un hola!!.
La educación recibida me limita y condiciona a la hora de discriminar
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