Triste es la sonrisa del payaso,
la mirada de los niños de la calle,
la pancarta del obrero sin empleo
y el gesto resignado de sus madres.
Continuar transitando por la historia
y saberse condenado a los olvidos,
vestirse de domingo cada lunes
y dar gracias por todo lo vivido.
Triste es el murmullo del culpable
pretendiéndose cobrar cuentas ajenas.
Mañana será tarde y sin embargo,
sin remedio se reinicia la tristeza.
Tristes son las dudas que tenemos
de utopías sostenidas de la nada,
por la ausente dignidad de los que mandan
y la omisa condición de los que callan.
Triste es la alegría de los cambios
si los cambios no sirvieron para nada,
si los sueños se despiertan de su sueño
y el asombro se suicida en tu mirada.
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