No puedo, no quiero ni querría

Hoy no tengo más ganas que las tuyas
de encontrarle respuesta a las preguntas.
Hoy no puedo como ayer vos no pudiste
derrotar a mano limpia las angustias.

Sé que no es posible sin este derrotero
ganarle la partida a todos nuestros miedos,
insisto por si acaso, confiado en que podría
atarme fuertemente al hilito de la vida.

Pretendo sin más culpa que la siempre compartida,
entiendas que no puedo, que no quiero, ni querría
condenarte a mis encierros, a mis noches y mis días
a pequeñas esperanzas tan rotas y baldías.

Te duelen mis certezas, los delirios de mi enojo
el cansancio de mi otoño y lo enjuto de mis ojos,
acusas mi silencio, el dolor que descompone
un sueño mal parido a la orilla de mis noches.

Por eso te he querido desde ayer hasta el futuro
y me opongo a resignarle el lado claro al lado oscuro,
a ponerme de rodillas, a llorar sin más opciones,
suplicando sin distingos a los tontos santurrones.